El sol huele a sangre,
Mientras más amarillo, más rojo,
No hay quien soporte mirar su trono,
Es un rey desquiciado y solitario.
Nos movemos entre sombras,
Desde que nacemos practicamos,
El error es la muerte, reina absoluta.
Nuestros acordeones y nuestros güiros ensordecen,
Es una enorme alegría celebrar la partida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario